Ella había comenzado su día con el pie izquierdo, sentía una terrible opresión en el pecho, una tristeza que no le permitía ni levantarse y se volvía a tirar en la cama. Estaba completamente sola, todos en su casa se habían marchado a divertirse, sin notar que ella desde hace días estaba muy triste, no quería comer, no se quería bañar, y sentía inmensas ganas de llorar, pero no podía…
Fue al baño, porque su cuerpo lo pedía aprovechando que estaba ahí, se mojó el rostro para despejarse un poco, porque los ojos le pesaban como nunca y fue entonces que ¡la vio!, al levantar la cara lentamente frente al espejo… dio un salto hacia atrás de la impresión… cuando se repuso del susto, se acercó con algo de desconfianza, y ¡la vio de nuevo!…
Era una chica de más o menos su edad, tenía los ojos más negros y mas vacíos que había visto en su vida, su sonrisa era extraña, provocaba escalofríos, y su rostro estaba cubierto de lágrimas… lágrimas de sangre… Ella corrió hasta el patio y esperó por los demás afuera, pero llegaron hasta la madrugada, la encontraron tirada junto a la puerta, débil y cansada, la llevaron hasta su cama. A la siguiente mañana, recibió un regaño por su actitud, en lugar de que alguien se interesara por lo que le pasaba.
Para fortuna de ella, la abuela vino de visita, la vio tirada en su cama, sin fuerzas, sin energías, preguntó: -¿Qué pasa?- Y escuchó atenta su historia… -nunca he visto unos ojos así abuela, tan vacíos…tan oscuros, tan feos…-,-Esos son espíritus malignos, que huelen la tristeza, entre más triste te sientas, mas lo alimentas, te saca el alma por los ojos hasta dejarlos como los suyos…quien sabe qué cosa tan fea le pasó cuando estaba en este mundo, que ni la muerte la lleva a descansar… y anda en busca de quien le haga compañía.
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