La Muerte en los pasillos



Aparentemente en aquel hospital no había mucho que cuidar, por lo cual la gente acudía al guardia solo en busca de información, por lo cual no le pareció raro aquel día en que una anciana vestida completamente de negro, y caminando con dificultad ayudada de su bastón, le dijo:

-Hijo, ¿me puedes decir dónde está el Doctor Suarez?-

-Claro que si madre, siga derecho por este pasillo, a la tercera puerta-






Y la anciana siguió caminando a paso lento por el largo pasillo, al llegar a donde le fue indicado, una enfermera le negó el paso, y la hizo esperar unos minutos. Su turno llegó, y mientras ella entraba a hablar con el doctor, la enfermera fue a recoger algunos documentos informativos. La visita fue muy breve, entró y salió como si solamente le hubiera dado los buenos días al doctor. Para cuando la enfermera volvió con aquellos papeles, la anciana se estaba despidiendo del guardia, dando las gracias por las indicaciones.

En eso la enfermera sale del consultorio del doctor gritando:

-¡Detenla, detenla!, no la dejes ir…que no se vaya la vieja-

Un poco desconcertado pero obedeciendo a aquellos alterantes gritos, el hombre estiró su mano y apretó el brazo de la viejecita diciendo:

-Madre solo hago mi trabajo, disculpe-

En eso la anciana descubre un rostro cadavérico que mantenía oculto bajo un oscuro velo y responde:

-Yo también hijo…solo estoy haciendo mi trabajo-

El hombre no quiso contar lo que había visto, pero sin duda se topó con la muerte, pues el fallecimiento del doctor se hizo evidente en un par de minutos…
 


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